Candidatos sin partidos y con posibilidad de reelección
El mexicano tiende a votar más por cumplir con un acto cívico que por la creencia de que pueda cambiar en algo la credibilidad a sus instituciones. En la encuesta de Jalisco Cómo Vamos es posible vislumbrar la confianza que tienen los ciudadanos hacia ciertas instituciones. Se puede afirmar que las iglesias y el ejército siguen siendo las instituciones con mayor credibilidad: 32% contestó confiar mucho en las iglesias y 28% en el ejército; sin embargo, las cifras caen de forma abrupta con respecto a los políticos. Solo un 5% dijo creer mucho en los partidos políticos y solo 5% dijo creer mucho en el Congreso Local. En el ejecutivo las cifras igualmente son bajas, solo 8% dice confiar mucho en su gobierno municipal y la misma pequeña cantidad en el Gobierno del Estado.
Entonces, ¿qué deben hacer las instituciones y los partidos políticos para que las elecciones dejen de verse como una mera práctica rutinaria? Uno de los mecanismos pensados es sin duda la creación de nuevas leyes y la aparición de dos nuevas figuras en escena.
Las elecciones de 2015 pretenden ser mucho más integrales que las anteriores por dos novedades que surgen como parte del entramado democrático. Como número uno será la primera vez participe la figura de candidaturas independientes para las elecciones locales, que si bien, no son la solución a un sistema democrático en crisis, si lo renuevan y lo refrescan. Como segundo punto está la figura de la reelección, la cual ya será aplicable para diputados locales y presidentes municipales electos en esta contienda.
Las candidaturas independientes
Estas elecciones dan la bienvenida a un nuevo actor en las contiendas electorales, la figura de los candidatos independientes. Será la primera vez en que un ciudadano sin partido contienda por cargos a nivel federal y local (aunque en algunos estados ya participaron en 2013 después de que se aprobará la reforma política de 2012).
Sin duda esta reforma busca la apertura hacia nuevas oportunidades con el objeto de volver a poner al ciudadano en el centro y devolverle la legitimidad a los procesos electorales. De esta forma el ciudadano saldrá a votar si encuentra afinidad en los candidatos ciudadanos postulados.
La opinión respecto hacia esta nueva figura se bifurca. Los legisladores consideran que este hecho es realmente un avance, sin embargo, activistas y académicos reflexionan que existen muchos obstáculos en la contienda para ellos ya que consideran que los requisitos que les piden son excesivos. Esto de antemano frena la participación de muchos de los aspirantes.
El primer obstáculo con el que se encuentran es el número de firmas que deben reunir para mantener el registro.”Una persona que quiera competir por la presidencia tendrá que recabar las firmas de al menos el 1% del electorado nacional, lo que equivale a unos 780,000 votantes. Para hacerlo, contará con un plazo de 120 días y tendrá que costear con sus propios recursos” (Azuela, 2014).
Para lograr recabar el apoyo popular, un candidato independiente se ve limitado ya que no tiene acceso a medios ni recursos públicos. Debe juntar las firmas haciendo campaña en las calles, de casa en casa y redes sociales principalmente.
La reelección
Uno de los temas electorales que ha causado gran polémica es la figura de la reelección para un periodo inmediato o consecutivo, tanto a nivel ejecutivo como legislativo. Al tiempo que causa incertidumbre la memoria de los daños ocasionados por la reelección de dictadores. Existen ciertamente ventajas en esta nueva figura que merecen ser mencionadas.
Primeramente la posibilidad de que un representante político pueda ser reelegido para el periodo inmediato; una, o más veces (esto debe determinarse de forma sensata), considero podría modificar la actitud de los políticos ya que los encaminaría a informarse y a educarse sobre la materia que les compete con el objetivo de convertirse en políticos eficaces. Aunado a lo anterior, se fomentaría la responsabilidad, y es que estos tendrían que regresar y atender a lo sectores de sus distritos, y en caso de no cumplir, se ganarían el repudio de su electorado. De ser así los políticos verían perdida la posibilidad de reelegirse y esto sin duda afectaría su carrera política.
Asimismo, considero que la reelección generaría una estabilidad que podría forjar una mejor relación entre los partidos y podría generar armonía para la toma de decisiones ya que el tiempo en funciones se alargaría y esto podría incentivar que se tomaran decisiones a largo plazo. Me parece que el hecho de que nuestros representantes sean transitorios desincentiva que pueda generarse un clima de confianza hacia el otro, tanto dentro los partidos políticos como de forma individual.
A pesar de lo anterior, en países donde se permite la reelección legislativa consecutiva, se han podido vislumbrar algunos problemas. El clamor de países como el caso de Estados Unidos, para limitar la cantidad de veces que es posible la reelección se ha hecho primordial debido a los problemas que esta figura pude desencadenar. Si las experiencias prácticas han demostrado que puede traer efectos nocivos, México debe estar atento y valorar con los resultados la conveniencia de la reelección.
A pesar de que muchos teóricos consideran que la reelección es un elemento esencial para las democracias, sus efectos pueden ser contraproducentes si no se vigila. El enquistamiento de élites de poder podría ser una consecuencia, pues se ha podido comprobar que la permanencia de los políticos muchas veces puede ocasionar la tentación a cometer actos corruptos como es el caso de los abusos de poder, desvíos de fondos, etc. Esto debe ser una llamada de alerta y por tanto, considerar de forma seria la necesidad de limitar el número de veces que un político puede ser reelegido.
Se puede percibir que existe una correlación entre la situación económica de los tapatíos y la figura de la reelección. Con base a la encuesta de Jalisco Cómo Vamos, el 65% de los entrevistados que creen que su economía estará mal, considera que los resultados de estos representantes serán peor. Y solo el 32% de los que su economía estará mejor cree que esta nueva figura puede ser positiva.
Desde principios de siglo, el politólogo italiano Gaetano Mosca ya hablaba del problema de la reelección con su teoría de élites. Entre sus ideas destacaba que la estabilidad de los políticos puede encaminar al sistema a apaciguarse de más y a no permitir la renovación de élites políticas que sin duda es indispensable. Esto es importante no solo por el hecho de que renovar puede brindar diferentes ópticas sobre un problema, sino que el que exista este flujo continuo libera tensiones que con el tiempo, podrían acumularse ocasionando que se carguen con lastres que no puedan ser resueltos en el tiempo. Por otro lado, es posible que el exceso de confianza entre políticos pueda generar alianzas clientelares entre representantes políticos y grupos de interés, ya que entre ellos será más fácil cooptarse.
Hoy en día las instituciones políticas enfrentan un gran reto inmediato, es necesario abrir los procesos al escrutinio público así como tener reglas claras de participación en todos los niveles de puestos de elección; transparencia de los padrones de militancia, reglas abiertas, procurar que todo esté a la vista pública así como una actitud responsiva. Solo así será posible voltear a ver a los partidos desde otra óptica: la de representación.
Los ciudadanos debemos estar informados y seguir las elecciones con atención, ya que esta es una oportunidad para hacerles recordar a los candidato, que la verdadera democracia es aquella que es inclusiva, comprometida y a servicio de los que los elegimos como nuestros representantes.
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