Decimos “calidad de vida” y acto seguido la calificamos: buena o mala, aunque de esta última es de la que más nos ocupamos, porque es la más común.
Después la diagnosticamos: la calidad de la vida es mala por el bajo nivel de la educación, porque el gobierno no atiende las necesidades de la gente, por el desempleo, porque el dinero no alcanza, por los servicios de salud, por el estado de las calles, del transporte público, por la inseguridad… Y ya con el diagnóstico, la solución nos queda al alcance de la declaración, inapelable: hay que hacer algo.
En Jalisco Cómo Vamos dimos varios pasos adelante, llevamos el diagnóstico a un rigor que nos permite darle un valor a quince componentes de la calidad de vida, distribuidos en tres dominios: capacidades personales, entorno urbano y contexto institucional.
De este modo podemos decir que la calidad de vida en el Área Metropolitana de Guadalajara (AMG) tiene un valor, para los tapatíos, de 57.3, sobre 100, es decir: muy baja.
Y de los quince componentes el que menos aporta a la calidad de vida, siempre según la evaluación de quienes ahí viven, es Espacio Público, con una calificación de 32.1, sobre los mismos 100. Terrible.
Y llegamos al mismo punto, así lo hayamos hecho por un camino diferente y nos regresa a la mente el “hay que hacer algo”. Pero nos toca, de eso se trata nuestra misión, especificar el qué, el cómo, con quién y cuándo: para eso medimos la calidad de vida, para poder hacer algo.
Pensemos en el espacio público: atendamos los parques, las banquetas, las calles, las luminarias,
la seguridad, etc. Sin duda hay que hacerlo, por elemental acción de gobierno, parte de lo mínimo que éste debe hacer, y porque nadie podría dudar del efecto que tendría en la calidad de vida… pero, ¿en verdad nadie lo podría dudar?
Es decir, ¿resolvemos todo eso y nuestro bienestar se verá directamente incrementado y se reflejará en la calificación que le damos? Se antoja responder, sin más consideraciones, sí.
Sin embargo, nos corresponde sustentarlo con más que la buena voluntad. En el Observatorio hoy retomamos un proyecto editorial que teníamos un tanto abandonado: en este blog abrimos un espacio para seguir discutiendo la calidad de vida desde diferentes perspectivas.
Primero que nada, los lunes subsecuentes les compartiremos la relación que tienen nuestros componentes temáticos con la calidad de vida, de acuerdo a lo que hemos encontrado en reportes académicos alrededor del impacto medido de ciertos indicadores con la calidad de vida.
Por otro lado, nuestros datos tienen aún muchas historias que contar, por lo que quincenalmente estaremos realizando una serie de artículos que presentan nuevos cruces que arrojan nuevos datos en cuanto a cómo perciben los jaliscienses su vida en distintos aspectos.
En el blog también contaremos con la participación de varios de nuestros expertos quienes aportarán sus perspectivas únicas en torno a temas que conciernen la calidad de vida.
En definitiva, hoy abrimos un foro para reflexionar en torno a cómo podemos tener un impacto positivo en la calidad de vida de los tapatíos. Esperamos que nos ayuden a enriquecer este diálogo con su participación.
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