La teoría y la práctica de la rendición de cuentas han adquirido relevancia de manera importante; tomó fuerza a finales de los años ochentas y principios de los noventa a partir de los procesos de transición de los regímenes autoritarios a los democráticos. La esencia de la rendición de cuentas tiene como fin la creación de un mecanismo capaz de conciliar intereses colectivos con los del gobernante o funcionario público.
Rendición de cuentas es literalmente conferir o dar cuentas a alguien. Un puente facilitador de interacción entre funcionario-ciudadano. Para esto se parte de elementos básicos: que existan dos sujetos involucrados, un asunto sobre el que se rinden cuentas relacionado necesariamente con una responsabilidad asumida por el primer sujeto (responder lo que se ha hecho) y finalmente un juicio o sanción que será emitida por el segundo sujeto. (López Ayllón y Merino: 2009).
Debido a lo anterior, la rendición de cuentas no debe ser vista como un acto soberano por parte del funcionario hacia el ciudadano, sino que es por un lado obligatoria para el funcionario; según Luis F. Aguilar “rendir cuentas es estar por obligación disponible a ser requerido a informar del cumplimiento de responsabilidades y por otro lado, el derecho del ciudadano de exigirlas; “las obligaciones de unos, son los derechos de otros” (Schedler: 2007).
Según O’ Donell, la rendición de cuentas vertical está dividida en dos, la electoral y la social vertical. La electoral es un mecanismo que debe fungir como un estímulo para que los gobiernos actúen responsablemente, ya que la sanción estriba en que el electorado puede no volver a votar por el sujeto cuando aspire a otro cargo público o de igual manera no votar por el partido al que pertenece dicho individuo. Los gobiernos, como consecuencia, deberán ser más precavidos a la hora de prometer algo, ya que si no lo cumplen, el electorado tiene la facultad de colocar a otro partido en el gobierno en las siguientes elecciones.
Por otro lado, si existe la posibilidad de la reelección al frente del gobierno, el voto se vuelve un estímulo aun más fuerte para castigar no solo al partido, sino al individuo en particular que desea reelegirse. Apegarse al marco legal y las promesas creíbles, son aspectos que deberán de seguir aquellos que desean mantenerse en el poder para “ser premiados”.
Ahondando en la rendición de cuentas durante las elecciones. Cabe destacar que ésta parte de la premisa de que los ciudadanos podrán identificar si los políticos están actuando por interés personal o de la ciudadanía a la hora de que rinden cuentas de las políticas públicas que se implementaron durante su gestión con el propósito de que los reelijan por sus buenas acciones en el pasado.
Sin embargo, ocurren un par de cuestiones que deben ser reflexionadas; por un lado está el político que desea ser reelegido. Por tanto, precisamente por lo mismo, buscará no evidenciar sus malos actos destacando aquellos que considere le retribuirán con votos escondiendo la información que pueda hacerle quedar mal frente al ciudadano. Menciona Trejo: “la rendición de cuentas, es en esencia, un acto de estrategia política y comunicación”. Si bien no es la esencia de la rendición de cuentas, se ha llegado a corroborar que efectivamente el concepto se ha desarrollado de esta manera cuando políticos buscan ser retribuidos con votos.
Por otro lado, el votante no siempre cuenta con la información suficiente para poder juzgar debidamente. Ante la escasa información, o la información asimétrica, el ciudadano no podrá debatir ni tener un diálogo con el gobernante y esto podrá verse limitado a un mero acto propagandístico en el que el funcionario va a exponer sus cualidades. “Mientras los votantes no saben algo que necesitarían saber para evaluar un gobierno, los funcionarios sí saben lo que tienen que hacer para ser reelegidos” (Przeworski: 1999).
Es importante destacar que Según la encuesta de Jalisco Cómo Vamos, 8 de cada 10 tapatíos ve televisión al menos una vez a la semana y 38% de los tapatíos leen el periódico por lo menos una vez a la semana. Para 2 de 10 es su principal medio informativo.
La televisión sigue siendo el principal medio por el que el ciudadano se entera de lo que acontece en su país, sin embargo, el ciudadano no confía mucho en este medio para informarse. Los tapatíos confían poco o nada en los medios de comunicación tradicionales y la desconfianza va en aumento cuando se trata de temas de violencia: 55% considera que omiten informaciones sobre hechos graves y 25% que exageran la realidad. Es debido a esto que muchas veces la información que reciben los ciudadanos resulta insuficiente para la toma de decisiones.
Partiendo de la situación anterior debe entenderse que la rendición de cuentas es un concepto que asume que existen limitantes en el deber ser de la rendición de cuentas por que se desempeña bajo realidades; la realidad de que existe el poder y que éste va a tender a ser desarrollado bajo los intereses de quien lo ejerce, que es precisamente una consecuencia de querer mantenerlo. A pesar de esto, la rendición de cuentas no ve al poder como malo, sino como algo que debe ser controlado mediante normas y procedimientos preestablecidos: “La rendición de cuentas debe apoyarse en un andamiaje cuidadosamente construido de reglas” (Schedler: 2007).
De igual manera existen los partidos de oposición, movimientos sociales y asociaciones civiles que pueden reducir ese margen de incertidumbre cuando se recibe información distorsionada o incompleta, ya que estos pueden sacar a la luz pública datos o acontecimientos que hubieran podido ser ocultados o pasados desapercibidos por la ciudadanía. Como bien menciona José Antonio Crespo: “El abuso de ese poder pondrá a funcionar otras fuerzas y contrapesos que pueden volverse en su contra”.
La existencia de sectores de oposición, de los que pretenden encubrirse aquellos que no desean ser descubiertos, pueden fungir como un instrumento informativo que saque a la luz pública problemas latentes, aumentando la sensibilidad pública y así ayudar al votante a evaluar la actuación de los gobiernos (Maravall: 2003).
José Antonio Crespo menciona que la competencia electoral reduce los abusos porque partidos políticos se vigilan recíprocamente. Al existir la confrontación que lleva a la vigilancia minuciosa, el partido que se encuentre en el poder en ese momento se cuidará de no generar motivos que puedan ser utilizados por su adversario para desacreditarlos frente al votante; James Madison decía; “la ambición debe ponerse en juego para contrarrestar la ambición”.
El otro aspecto que conforma la rendición de cuentas vertical involucra principalmente a los medios de comunicación y grupos formados en la sociedad civil. Jefferson decía: “Donde la prensa es libre y todo hombre es capaz de leer, todo está salvado”. Esta vertiente debe caracterizase principalmente en críticas tanto morales como públicas, una forma de evidenciar las acciones de gobierno y exhibirlos a falta de honestidad y transparencia. Los medios masivos de comunicación son una pieza fundamental en el andamiaje que hace posible una rendición de cuentas consolidada.
La rendición de cuentas social vertical incluye diversas acciones: exhibir las acciones que han originado malos gobiernos, poner temas a la luz pública que puedan ser introducidos en la agenda pública o influir en la restitución de las decisiones de políticas públicas que pretenden ser pronunciadas por el gobierno.
De esta manera los ciudadanos, medios de comunicación y movimientos sociales activan los mecanismos legales con el fin de crear una supervisión más nítida y un seguimiento más claro de la rendición de cuentas horizontal y viceversa, motivar a los propios ciudadanos a que permanezcan en constante vigilancia.
Es obligatorio que los funcionarios informen sobre lo que hacen y sobretodo que justifiquen el por qué lo hacen. La justificación permite que la rendición de cuentas no solo sea percibida como un centro de información, sino que exista una correlación entre los datos y la parte explicativa, con el objetivo de darle lugar al razonamiento, -algo que va más allá de una ley- y permitir que el raciocinio lógico del ser humano lo escuche y lo interprete.
En consecuencia, la rendición de cuentas debe ser comprendida como un diálogo generador de debate entre ambos lados, los que demandan y los que responden; provocando entre las dos partes un intercambio de información, entendiendo al poder como algo dinámico y con voz. Lo que finalmente se traduce en un poder que entiende de los límites al saberse controlado tanto por la ley como por el ciudadano que buscará coherencia entre las palabras y las acciones.
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